Presentación
Abanicos Raser comenzo en el año 1981,en la localidad de el Bº del cristo (quart de poblet) VALENCIA, con el fin de fabricar unos modelos de abanicos que abarcaran todo tipo de gustos y calidades que se adaptaran a los tiempos actuales de gustos tan variados.
Nuestra idea de calidad nos ha llevado a utilizar los mejores materiales posibles para su elaboración, tales como:
– Maderas nobles (peral, cerezo, abedul..) nacarinas, palosanto, lacados, bobingas
– Telas de algodón de 1ª calidad
– Calados manuales a sierra y troquelados
– Fondeados actuales y novedosos sin olvidar los colores clásicos
– Pintado del abanico, en el que se busca el contraste adecuado con el fondeado del abanico, buscando un producto moderno y actual.
Con todo este conjunto de materiales intentamos hacer de nuestros abanicos el complemento ideal del consumidor.
Fabricación
El proceso del abanico comienza por la elección de la madera deseada teniendo en cuenta el tipo de pintura a plasmar en el, posteriormente es calado por los maestros artesanos llamados caladores que bien mediante sierra manual o mediante un troquel le darán forma a las varillas.
Después pasaríamos al fondeado y telado del mismo, donde siempre intentamos ser originales e ir acorde con los tiempos actuales, sin olvidar los colores tradicionales.
Mas tarde llegaríamos al pintado del abanico, donde nuestros profesionales crean dibujos originales y exclusivos cada año , ya que nuestros pintores forman parte de la familia RASER.
Y ya por ultimo pasaríamos al repasado del abanico donde se realiza el climado, cambio de pasador y se comprueba que el producto final este en perfectas condiciones
Historia
El abanico, tal como lo conocemos hoy, es un instrumento, generalmente de forma semicircular, que sirve para dar o darse aire. Pero el origen de este utensilio tan común es incierto y se pierde en la noche de los tiempos. Sin embargo no seria aventurado afirmar que habría que buscarlo en épocas prehistóricas, cuando el hombre descubre el fuego y para avivar las brasas solo puede recurrir a dos medios: soplar o agitar el aire con cualquier objeto a modo de abanico.
Lo que si sabemos con certeza es que los abanicos fueron empleados por egipcios, babilónicos, persas , griegos y romanos , pues estos pueblos dejaron abundantes reproducciones de este instrumento en sus representaciones artísticas.
Griegos y romanos utilizaron abanicos, y prueba de ello son las citas literarias de diversos autores clásicos. Así , p ej. Eurípides en su tragedia Helena habla de un eunuco que abanica a la mujer de Menéalo mientras duerme, con el objeto de que los insectos no molesten su sueño.
En occidente, durante la edad media , el abanico pasa a formar parte de la liturgia cristiana , empleándose en la consagración para proteger la Eucaristía de los insectos y refrescar al celebrante.
El abanico era también conocido por incas y aztecas, pues entre los presentes de Moctezuma a Hernán Cortés figuraban seis abanicos de plumas.
En España, las primeras referencias del abanico aparecen, según Mª Teresa Ruíz Alcón en la Crónica de Pedro IV de Aragón (siglo XIV)en la que se cita como oficio de los nobles que acompañaban el rey “el que lleva el abanico”. Conviene decir que estos abanicos eran rígidos y de forma redondeada , empleándose generalmente como materiales la palma, la paja , la seda y las plumas de pavón.
Desde mediados del siglo XVII el abanico es ya un objeto de moda, generalizándose su uso entre las mujeres de todas las condiciones en la centuria siguiente. En esta época, se convierte en un complemento femenino imprescindible, utilizándose, además de su función original, para ocultar o mostrar emociones.
EL ABANICO EN ESPAÑA
Después de la aparición del abanico plegable en España en el siglo XVI, pronto comienzan a aparecer los primeros fabricantes, pero se desconocen sus nombres.
En el siglo XVIII hay constancia de varios artífices de abanicos en Madrid, pero en este periodo Valencia se a consolidar como centro productor, donde parece ser que existía un gremio de artesanos abaniqueros.
Bajo el reinado de Felipe V, aumentan las importaciones de abanicos procedentes de Francia, Italia, Holanda e Inglaterra, quizás debido a la gran demanda de este utensilio.
En 1802 existe ya en Valencia una Real Fábrica de Abanicos, destacando esta comunidad a nivel europeo en la industria abaniquera.
Pero el gran artífice del siglo XIX va a ser José Colomina, industrial alicantino que revolucionará la producción de abanicos.
En el siglo XX, la producción de abanicos valencianos experimenta un gran auge hasta el paréntesis de la guerra civil, iniciándose después de la contienda un proceso de recuperación con centros en Valencia, Godella y Aldaya que, en 1983, sumaban cuarenta fábricas.